Eppur si muove
Hoy se cumplen 450 años del nacimiento de Galileo Galilei. ¿Sabías que la frase «Eppur si muove» que aparece en nuestro logo es suya?
Galileo fue un excelente físico y matemático, de los primeros en aplicar el método científico. Entre sus campos de estudio más destacados se halla sin duda el que nos ocupa: la astronomía. Fue la primera persona (de quien se tenga constancia) que decidió utilizar el reciente invento holandés del telescopio no para avistar embarcaciones lejanas, sino para escrutar objetos celestes. Y tal y como relata en el Sidereus Nuncius, se sorprendió al ver la Luna tan llena de «defectos» (montañas, valles…), una circunstancia muy alejada de la supuesta perfección de los cuerpos celestes. En el Sol descubrió manchas solares y de su desplazamiento dedujo la rotación del astro. Y en las inmediaciones de Júpiter descubrió unas curiosas estrellas que intercambiaban sus posiciones relativas de una a otra noche, de lo cual dedujo que se trataba de satélites que orbitaban al gigante gaseoso. Los llamó «estrellas mediceas» en honor de su protectora, la florentina familia Medici. El tiempo y la historia enmendarían su gesto y ahora conocemos a Ío, Europa, Ganímedes y Calixto como «satélites galileanos».
Sus ideas eran revolucionarias para la Iglesia; entre otras, se burlaba de la teoría geocéntrica de Ptolomeo, que era la «oficial» de la época. Y con la Iglesia topó: la Inquisición le obligó a abjurar de su tesis (que la Tierra se movía alrededor del Sol). La misma Inquisición que años antes había ejecutado salvajemente a Giordano Bruno quemándolo en la hoguera por ideas similares. Según la leyenda, tras abjurar de sus ideas ante el tribunal, Galileo musitó: «eppur si muove» (y sin embargo se mueve).
Galileo, que acostumbraba observar el Sol a través del telescopio, acabó su vida ciego, igual que Beethoven acabaría sordo. Murió en Florencia en 1642. La Iglesia pediría perdón por la condena impuesta a Galileo a finales del siglo XX, tal vez el tiempo que necesitó para cerciorarse de que la Tierra efectivamente se movía.
Los que os animéis a leer el libro Sidereus Nuncius os sorprenderéis por la clarividencia de sus razonamientos, su diáfana expresión y sus excelentes dibujos; a diferencia de otros científicos de la antigüedad, su estilo no constituye una traba para comprender las ideas que quiere transmitir. Incluso en eso era bueno. Os dejamos este enlace, una auténtica joya: una edición original del libro (en latín) digitalizada y descargable en la Biblioteca Digital Mundial.
Gracias por todo, Galileo. La ciencia te debe mucho…
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